Todo comenzó en ese día en el que rescaté una ventana de entre los escombros en las bulliciosas calles de Barcelona. Aquella ventana, rescatada de su destino inevitable, se convirtió en la semilla de lo que hoy es mi pequeño negocio.

 

Desde mi infancia, siempre he sentido una fascinación por crear con mis propias manos. Mis estudios en bellas artes y cerámica contemporánea, realizados en Noruega, me brindaron las herramientas para explorar mi creatividad de manera más profunda. Sin embargo, mi vida dio un giro inesperado cuando descubrí el maravilloso mundo del vidrio durante mi estancia en la Fundació Centre del Vidre de Barcelona. Los talleres no solo ampliaron mis conocimientos, sino que también despertaron en mí una profunda conexión con el vidrio como material artístico.

 

Comencé a recolectar fragmentos de vidrio descartados de proyectos de reforma en Barcelona, experimentando con combinaciones entre vidrio y materiales cerámicos. Esta ciudad vibrante y llena de historia se integró de esta manera en mi trabajo, proporcionándome la emoción de dar nueva vida a pedazos de su esencia.

 

La idea de utilizar material de descarte no solo como medio artístico, sino también como una declaración de amor por el medio ambiente, me entusiasmó. Con el tiempo, el vidrio fue ganando terreno en mi vida, ocupando cada vez más tiempo y espacio en mi creatividad. Hoy, disfruto lod días inmersa en mi estudio de vidrio, aunque no he abandonado por completo la arcilla. La guardo en un rincón de mi corazón, convencida de que algún día fusionaré ambas disciplinas en una expresión única de mi arte.